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VALORES ETICOS EN PSICOTERAPIA
Número 0097 de Revista de Psicoterapia
Coordinador del monográfico: Ramón Rosal y Ana Gimeno-Bayón
Disponibilidad: En existencia
€ 10,00
Detalles
El presente monográfico trata de llamar la atención sobre el interés de una psicoterapia que, entre sus objetivos, incluya el desarrollo de la capacidad valorativa ética. O –precisando más- la capacidad de intuir (con inteligencia emocional, o con el sentimiento, según Max Scheler) lo éticamente valioso, y, asimismo, la de poder vivir con fluidez, los potenciales psicológicos implicados en una praxis ética.
Los autores de los artículos se encuentran implicados en un modelo terapéutico de orientación existencial-humanista, en concreto la Psicoterapia Integradora Humanista, cuya elaboración se inició en 1980 en el Instituto Erich Fromm de Barcelona, y que ha ido perfeccionándose, a partir de la experiencia clínica, durante treinta años.
Comparten, con Erich Fromm, la convicción de que se da una clara correlación entre la profundización del crecimiento psicológico personal –o autorrealización individual y social- y el aumento de la capacidad perceptiva y operativa respecto a los valores éticos.
Se inicia el monográfico con un artículo de Ramón Rosal centrado principalmente en las psicopatologías sensoriales y emocionales que pueden obstaculizar la vivencia de los valores éticos. Se parte de la convicción de que previamente a la experiencia valorativa tienen lugar –en el curso de la vivencia psicológica- actividades sensoriales, emocionales y cognitivas. El autor se ocupa aquí de las dos primeras, y señala con precisión cómo problemas de las mismas por bloqueo o distorsión pueden obstaculizar una valoración sana. Como ejemplo de ello lo ilustra respecto a la vivencia de tres valores: la serenidad, el respeto al otro, y la actitud esperanzada.
A continuación, Ana Gimeno-Bayón aborda de forma directa y profunda el proceso psicológico de la valoración en la vida cotidiana, distinguiendo entre un primer momento intuitivo, emocional, no consciente, y un segundo momento consciente, personalizado, complejo, previo a la decisión respecto a una praxis ética. Se detiene en la descripción de una serie de problemas concretos o patologías de la fase valorativa. Finalmente ilustra todo ello orientando sobre el problema de la culpa y su abordaje psicoterapéutico.
Continúa el monográfico con el artículo de Nathalie P. Lizeretti y Ana Gimeno -Bayón preguntándose por las aportaciones de la inteligencia emocional al crecimiento en valores dentro del marco psicoterapéutico. Tras sintetizar los conceptos básicos de IE, relaciona los conceptos de motivación, necesidad y valores. A partir de esta relación, el artículo se pregunta si la IE, de por sí -y a la vista de las diferentes investigaciones- contribuye al aumento de algunos valores y cuáles puedan ser éstos, sin descuidar algunas sombras que revolotean sobre esta tesis, según la personalidad del sujeto.
María Beltrán y David Alvear llaman la atención sobre el beneficio que la Atención Plena o Mindfulness puede aportar al trabajo psicoterapéutico, y en concreto a la Psicoterapia Integradora Humanista., dado que en ambos casos está implicada la convicción del valor del “estar presente” en sus intervenciones. Explican la forma de integrar este valor en la práctica terapéutica. Asimismo se detienen en mostrar la importancia de que el terapeuta adquiera la suficiente profundidad en la práctica de esta destreza.
Finalmente, Elisa Urbano ofrece un informe sobre intervención terapéutica en un caso único familiar. Se muestra la influencia de las formas de comunicación materno-filial, y de estructuración del tiempo, que facilitaron el proceso de educación no autoritaria respecto a cuatro valores pactados con la madre (en una familia monoparental): tolerancia a la frustración, empatía respecto a sí misma y a los demás, disciplina y orden.
El monográfico incluye también una recensión de Núria García sobre el libro Valores éticos o fuerzas que dan sentido a la vida. Qué son y quiénes los vivieron, en el que Ramón Rosal describe fenomenológicamente once valores éticos, sus versiones distorsionadas o falsificadas, y las actitudes opuestas. Todos ellos precedidos de los procesos psicológicos implicados en su vivencia sana.